domingo, 5 de febrero de 2012

RAMÓN CARABALLO, UNO DE LOS POCOS GALLEROS DE LONDRES


                                                                                         Cumaná, 28-01-12 (Número 2)

RAMÓN CARABALLO, UNO DE LOS POCOS GALLEROS DE LONDRES

*Últimamente a Venezuela han ingresado muchos gallos de otros países…Esto es bueno porque se refresca la sangre y se fortalece la recría nacional.  Pero es bueno saber el verdadero origen de esas aves porque muchas veces son comprados a cualquier criador extranjero que no tiene la trayectoria para garantizar su calidad. 
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Ricardo García CNP-11099.  Hoy reseñamos nuestra visita a la población de Londres de Playa Grande-Carúpano, lugar lleno de montañas, leyendas, mitos y personajes que cuentan como se formó este caserío y la realidad que viven tras largos años de duro trajinar. Londres es un pueblo de una sola calle que se divide en tres: Londres Arriba, Londres el Centro y Londres Abajo, en cada uno de estos puntos hay familias y maneras de ser que se distinguen una de la otra. Desde la calle 5, entrada Londres, hasta el final de esa localidad el recorrido en carro se hace en 35 minutos.    

En Londres Arriba encontramos a Ramón Caraballo, mejor conocido como “Moncho” Caraballo, quien cuenta con 90 años de edad y una memoria lucida que recuerda sus años mozos y los acontecimientos más importantes en dicho caserío. “Moncho” nació el 21 de abril de 1922. Sus padres Ana Bello y Claudio Caraballo naturales de Queremene, se dedicaban a la agricultura y la cría de animales en los terrenos ubicados en las montañas de Londres que comunicaban con Queremene y San José de Aerocuar;  caminos que se recorrían a pie o en burros.

“Moncho” heredó la vena gallística de sus parientes de Queremene y recuerda que la primera gallera que se instaló en Londres fue la del señor Emilio González. “A esta gallera venia gente de Playa Grande a “coger bofe”, porque aquí lo que había era puros gallos criollos que se agarraban de patio sin ningún tipo de preparación para el combate. Pero muchas veces estos visitantes se iban perdidos porque los gallos nuestros si caían en luna cortaban por demás”. Asimismo, indica que “Genaro Marcano era un hombre de aquí que tenia brío y jugaba de todo: gallos, truco, bateo, dados, etc.; él hacía partida con los que llegaban de otra parte”.

Señala que los gallos que él tenía en su casa los traía del criadero de José Rafael Caraballo de Queremene. “Aquí siempre venía “Chaá” Rodríguez, Pascual Díaz y muchos amigos de Playa Grande, yo los atendía junto con Esteban Bellorín que también le gustaba mucho los gallos.  Yo en verdad no era un fanático a los gallos que salía fuera de Carúpano, siempre me mantuve cerca de casa. Lo hacía por distracción. Eso sí, sabía mucho de apuestas. Tenía vista para seguir la pelea y pagar de a 12 y dar a la mitad. Antes si el gallo ganaba lo dejábamos como padrote del patio y si perdía nos lo comíamos. Eran gallos sanos, es decir no se le inyectaba ningún medicamento como se hace ahora.

Recuerda “Moncho” que en Playa Grande, una de las primeras galleras que se construyó fue la de Valentín Sandoval. También estuvo en la Gallera La Central, Gallera Cotopris, la Gallera de Honorio y Gallera La Magallanera. En Londres se jugaba en el Bar de Lucas Rosa o debajo de cualquier mata de cotoperí en la orilla de la carretera.         

En cuanto al origen de esta comunidad pudimos recoger de algunos pobladores que Londres se fundó hace unos 200 años en lo que llaman La Cumbre o Cerro Grande. Cuenta Mario Martínez que allí creció la familia Aguilera González, Vicente Aguilera y Eduviges Aguilera. Entre otras personas mayores de Londres se recuerda a Eustoquia Bellorín, Chapán Fernández, Víctor Albornoz, Ramón “Moncho” Caraballo, Isidoro Rosa, Lucas Rosa, José Carvajal, Chapía Mata, Vicente Pitirre, Juanita, Asunción La Rosa, Ángel Campo, Pedro Pinto, Isidoro Campos, Emilio Sánchez, Francisco “Chico” Martínez, Esteban Bellorín, José Marín, Eduardo Rosario, Severiano Luna,  Loncho Martínez, Marcos Campos y Juana Viñoles.    
  
En el mismo sentido José Martínez “Joche” dice que la gente de Londres vivía de la venta del carbón vegetal, leña seca, azucenas, cal, tierra de caracuey, guatapanare y la leche de vaca. Era una zona de mucha vegetación y conucos, había conejos, venados, guacharacas, palomas, tutueles, guarames y muchas personas iban a cazar y armar lazos. No había agua por tubería y la gente tenía que beber agua de los pozos donde también bebían los animales o esperaban que pasara el camión cisterna, cuyo chofer era Pedro Díaz y su ayudante Pedro Antonio. No había luz eléctrica, se alumbraban con lámparas de gasoil y querosén. Funcionaban el Bar La Rosa, Bar Los Almendrones, Bar Guayacán, Bar La Muleta, Bar La Montañita. En estos había una rokola y los fines de semana se presentaban conjuntos populares. Una de las primeras motos la compró “Luquita” y luego “El Chacaco”.

La gente caminaba o bajaba en burros y bicicletas. Había uno llamado Enrique que no le gustaba subirse en carro. Todo se hacía de día. Eran tiempos de espantos y oscuridad que permitían ver las estrellas del cielo, lo cual hacían el camino a Londres toda una aventura. Muchos afirmaban ver luces que se encendían de repente y se movía perdiéndose en un lugar especifico, también veían a “la chiguira”, amen de los espeluznantes silbidos o tropeles entre el monte que impactaba al más pintado. Los choferes que hacían viajes (Londres, mercado, centro) eran Pablo Hernández, Alirio el de Charallave, Pablo Pipa, Eladio Carrera y Rómulo Albornoz en su eterna camioneta amarilla que por cierto cuando pasaba por la calle 5 cargada de gente le gritaban se cayó un chivo capao.  El que siempre se asomaba era “Pecho e` Tigre” que le gustaba más pelear que comer. El colector de la camioneta era “El Mudo”.

El agua, la luz y el asfalto llegaron en los gobiernos de Carlos Andrés Pérez y Luis Herrera. Se recuerda a Polivia y su burra cargada de sacos de tierra negra. Actualmente hay muchas motos y carros. Londres cuenta con un sistema de tubería y de bombeo de agua potable, pero no funciona bien. La gente de Londres Arriba tiene que seguir dependiendo de tanques y pipotes que son llenados por camiones cisternas que cobran caro. A la comunidad le asignaron un camión para que llevara el agua gratis todos los días, pero este camión desapareció, nadie sabe en que manos quedó.  El asfaltado está deteriorado. Y ahora no se le teme a los muertos sino a los vivos que han invadido terrenos.

Bueno este recorrido por la comunidad de Londres ha servido para conocer más sobre nuestra gallística, sus personajes y sus pueblos. Agradecemos a “Moncho” su recibimiento, quien añade que por razones de edad no está cuidando gallos finos, pero tiene en el patio un tococo de 9 kilos, el cual guisará en carnaval y nos invitó para degustar.

Cabe destacar en esta reseña a Esteban Bellorín (+), un hombre de mediana estatura que usaba sombrero y caminaba un poco encorvado, muy saludador a cada paso. Todos los domingo bajaba a Playa Grande y pasaba por la calle 5 con un gallo bajo el brazo y en las tardes subía para su casa con su gallo limpiecito. Nunca lo peleaba. Dicen que llevaba el gallo como compañero de camino.  Por ello, Picho Carrión “El Rey del Trovo” compuso: “Allá va Esteban con su gallo zambo…Dicen que es muy fiero…En la gallera evitan enfrentarlo…Saben que es su gallo compañero…Que en el camino canta y aleja los espanto”.

Saludos en Cumaná a Miguel Peroza que ganó su gallo zambo en el desafío de Santa Inés…En Carúpano-Playa Grande a la “Maestra Vivina” que el 6 de enero recibió gratamente la visita de los Reyes Magos que tradicionalmente salen de la Calle 5…HASTA EL PROXIMO LUNES.

FOTO 1-. El Periodista Gallero, junto a su padre Don Melecio García y Orlando González durante su encuentro con “Moncho Caraballo”.
2-. Ramón “Moncho” Caraballo, el canto de los galos me traen hermosos recuerdos.
3-.Riñas al aire libre.        
El Periodista Gallero, junto a su padre Don Melecio García y Orlando González durante su encuentro con “Moncho Caraballo”.

Ramón “Moncho” Caraballo, y "El Periodista Gallero"

Ramón “Moncho” Caraballo, el canto de los galos me traen hermosos recuerdos.



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